sábado, 26 de marzo de 2005

Truco del artista, no pesadumbre.


No ya cuarentón, como el amigo de Rosa Montero al que se refiere la escritora en el artículo del que tomo el título en EP[S] del 13 de los corrientes, sino cincuentón y con pánico ya, casi, a entrar en la sesentena, debo haber ideado otro modo, artista al fin y al cabo, de luchar contra la muerte, de aferrarme a la existencia aunque ésta no sea, en palabras de mi admirada Rosa, ''un maldito tratado de autoayuda, sino una vertiginosa y contradictoria confusión, un caos que escuece y duele''. Y es un modo artístico de encontrar la paz en la propia realización de la obra que voy relatando en este webglob, mi libro en pergamino con miniaturas, que no tiene el objeto de que sea publicable por el mensaje del mismo, sino que será una obra valiosa por sí misma, independientemente de la originalidad de su mensaje, que no tiene otro valor sino la pretensión de transmitir lo más que haya podido aprender yo mismo, a lo largo de mi búsqueda, de la sabiduría más acrisolada y, fundamentalmente, por el propósito de transmitirla a quien mejor la puede recibir, mi única hija.

Dice Rosa que hay tipos que hacen cosas increíbles para ser leídos y cita el caso del que se paga su edición y se la compra en tres días para colocar su libro en la lista de éxitos y así poder vender, de verdad, una segunda edición. Y el caso del empresario informático que vende su empresa para poder esconder por todos los Estados Unidos doce alhajas auténticas que pueden encontrarse según las claves que deja en su libro de hadas y aventuras que ahora se ha convertido en un gran éxito. Y termina este párrafo de su magnífico artículo con ese tan madrileño ''Ya digo'', la gente hace las cosas más alucinantes con tal de que la lean.

Y, aunque yo he empezado mi libro mucho antes de la publicación del artículo de Rosa Montero, me viene al pelo su conclusión del mismo: ''No sé si sugerirle a mi amigo alguna de estas medidas extremas. Aunque prefiero aconsejarle coraje, serenidad y perseverancia para seguir siendo él mismo. Sé bien que es muy difícil, pero si, pese a todo, consigue seguir escribiendo y disfrutando de lo que escribe, logrará, además de unos libros hermosos, hacer también de su vida una obra de arte''.

Hoy es sábado santo y hemos comido en La Cala de Mijas. La mañana ha sido lluviosa y cuando hemos llegado a casa nos hemos encontrado con dos regalos de mi maravillosa suegra Charo, uno para su hija y una pipa de la paz y de la buena suerte para mi. Estos pequeños detalles, como quedarme dormido en la hamaca al sol y despertarme al notar que mi cuñado Pedro me echaba una colcha por encima, no tienen precio. Cuando mi obra esté concluida seré feliz, pero no más que ahora, mientras la voy haciendo. Sueño con los modelos de los cuadros previos que haré antes de mis miniaturas y soy feliz. Y soy feliz cuando pienso en los dibujos animados que realizaré para este blog. Y cuando pienso en los libros que he seleccionado y voy a consultar en la Biblioteca Nacional.

Por otro lado, independientemente de que mi vida pueda ser o no una obra de arte, este camino particular que he escogido hace tiempo y ahora estoy empezando a realizar y algún día será llevado a cabo, está en completa sintonía con la filosofía del nuevo movimiento que preconiza Carl Honoré en su ''Elogio de la lentitud'', lo cual no refiero por ningún motivo en particular salvo expresar que me resulta reconfortante saber que no soy un ''bicho raro''.

martes, 22 de marzo de 2005

Semana de vacaciones

El viernes 11 pasamos la gripe: Almudena, con 39 de fiebre y sin bajar de ahí apenas, a pesar del antibiótico y el antitérmico me contagió a mi, que el lunes no pude ir a clase de encuadernación. Ayer, a pesar del poco ánimo quer tenía, fui a clase y me encontré con que estaba cerrado por vacaciones. ¡Qué le vamos a hacer! Se queda para el lunes de Pascua, que creo que en Madrid no es festivo, resolver las dudas que tengo sobre la forma de cortar los pergaminos.

Mañana a primera hora salimos para Mijas. Espero escoger una lectura apropiada para estos días, que me ayude a escribir, sólo eso.